Libro Obsesiva

miércoles, 22 de febrero de 2017

Tres veces tú


TRES VECES TÚ


«El amor es cuando la felicidad de otra persona es más importante que la tuya.» 

H. Jackson Brown


Llegó a mis manos este maravilloso libro que realmente me hace sentir de nuevo en el cielo. Para los seguidores de Step, Babi y Gin, será grandioso encontrarlos a seis años de haber compartido sus aventuras e historias. Tal vez se sorprendan al ver lo mucho que han cambiado, pero será bueno descubrir que son felices.
La manera en que esta historia se ha desarrollado hace sin duda que los lectores tengamos la sensación de que se trata de personas reales que viven y crecen en nuestro entorno. Para los seguidores de esta interesante trilogía esto es más que una fantasía, son personas que conocemos, así lo podemos sentir.
La historia de Step, Babi y Gin ha ido avanzando con quienes leyeron su primer libro, han crecido, madurado y experimentado juntos un sinfín de experiencias. Vale la pena hacerte de este libro que a mi parecer es tres veces bueno. 

Título: Tres veces tú
Editorial: Planeta
Autor: Federico Moccia

Una probadita:


Contemplo el mar desde esta habitación. Ahora, todo me pertenece: la terraza que desciende poco a poco hacia las rocas, esos peldaños redondeados, las duchas exteriores, protegidas con unas losetas amarillas y azules en las que destacan unos limones dibujados a mano, el mármol situado delante del ventanal que refleja el horizonte. Alguna ola del mar, rebelde, todavía sin acostumbrarse a mi presencia, o tal vez para celebrar mi nueva llegada, rompe contra las rocas que mantienen la villa engarzada en esa espectacular parte elevada de la costa. El sol se está poniendo y su luz tiñe de rojo las paredes que están a mi espalda y las del salón. Exactamente igual que aquel día de hace nueve años.
 —¿Ha cambiado de idea? ¿Ya no quiere comprar la casa?
 El propietario me mira con aire interrogante. Luego abre los brazos sereno, sosegado, tranquilo.
 —Es libre de hacer lo que quiera, usted es quien paga. Pero si ya no está convencido, tendrá que darme el doble de las arras o meterse en uno de esos pleitos que, en vista de la edad que tengo, seguro que no me permitirán ver ni un céntimo. —Me lo quedo mirando divertido. El viejo señor es más avispado que un chiquillo. Frunce el ceño—.
 Claro que, si va usted con falsas intenciones, no le correrá prisa. Sin duda se saldrá con la suya, pasando por encima de mí, pero no de mis hijos o de mis nietos. ¡Ya sabe que en Italia los juicios pueden ir para largo! —Y una tos profunda y cansada lo asalta, obligándolo a cerrar los ojos y a acabar su sermón de último senador romano.
 Se toma un momento para recobrar el aliento, apoya la espalda en la butaca de tela, después se frota los ojos y los abre.
 —Pero usted quiere esta casa, ¿verdad?
 Me siento a su lado y cojo las hojas que tengo delante. Rubrico las páginas sin siquiera examinarlas; ya lo ha revisado todo mi abogado. Y estampo mi firma en la última página.
 —Entonces ¿la compra?
 —Sí, no he cambiado de idea, tengo lo que quería...
El propietario recoge los documentos y se los pasa a su hombre de confianza.
 —Tengo que decirle la verdad: habría aceptado incluso la mitad del dinero.
 —Yo también quiero decirle la verdad: habría llegado a pagar el doble.
 Acto seguido, se levanta, se dirige hacia un mueble de madera antiguo y lo abre, saca una botella de champán de la nevera y, con algo de esfuerzo, la descorcha con verdadero placer y satisfacción. A continuación, lo sirve en dos copas altas.
 —¿En serio habría pagado el doble?
 —Sí.
 —¿No me lo dice para hacerme rabiar?
 —Y ¿por qué iba a hacer eso? Me cae bien, incluso me invita a tomar un champán excelente. —Mientras hablo, cojo la copa—. Y, además, a la temperatura perfecta, como a mí me gusta. No, en ningún caso quería hacerle rabiar. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario